Juan Nicasio Gallego

Juan Nicasio Gallego Poems

Noche, lobrega noche, eterno asilo
Del miserable que, esquivando el sueno,
En tu silencio pavoroso gime:
No desdenes mi voz; letal beleno
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Juan Nicasio Gallego Biography

Juan Nicasio Gallego was a Spanish priest and poet; born in Zamora, Spain, 14 December 1777, he died in Madrid, 9 January 1853. He received his training at Salamanca; entering into Holy orders, he soon went to Madrid, where he was given a post in the royal palace, being made director of the royal pages. His feelings as a patriot and his love for pseudo-classicism led him to associate himself with the coterie about the poet Manuel José Quintana, and to imitate the latter's metres. It is by virtue of only seven odes and elegies that Gallego is known. Of these the first was the ode, A la defensa de Buenos Ayres (1807), directed against the British invasions of the Río de la Plata. Another was his elegy on the death of the Duchess of Frias. With intensified liberal tendencies, Gallego presented himself for election and was returned a deputy to the Cortes Generales. He had consistently opposed Napoleon's invasion of Spain, with both pen and voice, yet the despotic Ferdinand VII, after his return in 1814, imprisoned him because of his liberalism. During the second constitutional period, now free again, he was appointed Archdeacon of Valencia. The Royal Spanish Academy took him into its membership, and made him its perpetual secretary. The most famous of the few compositions left by Gallego is the elegy El Dos de Mayo, which commemorates the events of the patriotic uprising of 2 May, 1808, by a few hundred Spanish civilians and militarymen, including the artillery captains Daoiz and Velarde, and infantery lieutenant Ruiz. The revolt in Madrid inspired a general rising in Spain against Napoleon. Gallego's words, urging his countrymen to resist unto death, are said to have had a major effect.)

The Best Poem Of Juan Nicasio Gallego

El Dos De Mayo

Noche, lobrega noche, eterno asilo
Del miserable que, esquivando el sueno,
En tu silencio pavoroso gime:
No desdenes mi voz; letal beleno
Presta a mis sienes, y en tu horror sublime
Empapada la ardiente fantasia,
Da a mi pincel fatidicos colores
Con que el tremendo dia
Trace al furor de vengadora tea,
Y el odio irrite de la patria mia,
Y escandalo y terror al orbe sea.
iDia de execracion! La destructora
Mano del tiempo le arrojo al averno;
Mas ?quien el sempiterno
Clamor con que los ecos importuna
La madre Espana en enlutado arreo
Podra atajar? Junto al sepulcro frio,
Al palido lucir de opaca luna,
Entre cipreses funebres la veo:
Tremula, yerta, descenido el manto,
Los ojos moribundos
Al cielo vuelve, que le oculta el llanto;
Roto y sin brillo el cetro de dos mundos
Yace entre el polvo, y el leon guerrero
Lanza a sus pies rugido lastimero.
iAy, que cual debil planta
Que agota en su furor horrido viento,
De victimas sin cuento
Lloro la destruccion Mantua afligida!
Yo vi, yo vi su juventud florida
Correr inerme al huesped ominoso.
?Mas que su generoso
Esfuerzo pudo? El perfido caudillo
En quien su honor y su defensa fia,
La condeno al cuchillo.
?Quien iay! la alevosia,
La horrible asolacion habra que cuente,
Que, hollando de amistad los santos fueros,
Hizo furioso en la indefensa gente
Ese tropel de tigres carniceros?
Por las henchidas calles
Gritando se despena
La infame turba que abrigo en su seno,
Rueda alla rechinando la curena,
Aca retumba el espantoso trueno,
Alli el joven lozano,
El mendigo infeliz, el venerable
Sacerdote pacifico, el anciano
Que con su arada faz respeto imprime,
Juntos amarra su dogal tirano.
En balde, en balde gime,
De los duros satelites en torno,
La triste madre, la afligida esposa.
Con doliente clamor, la pavorosa
Fatal descarga suena,
Que a luto y llanto eterno la condena.
iCuanta escena de muerte! icuanto estrago!
iCuantos ayes doquier! Despavorido
Mirad ese infelice
Quejarse al adalid empedernido
De otra cuadrilla atroz. 'iAh! ?Que te hice?'
Exclama el triste en lagrimas deshecho:
'Mi pan y mi mansion parti contigo,
Te abri mis brazos, te cedi mi lecho,
Temple tu sed, y me llame tu amigo;
?Y ahora pagar podras nuestro hospedaje
Sincero, franco, sin doblez ni engano,
Con dura muerte y con indigno ultraje?'
iPerdido suplicar! iinutil ruego!
El monstruo infame a sus ministros mira,
Y con tremenda voz gritando: 'ifuego!'
Tinto en su sangre el desgraciado expira.
Y en tanto ?do se esconden?
?Do estan ioh cara patria! tus soldados,
Que a tu clamor de muerte no responden?
Presos, encarcelados
Por jefes sin honor, que, haciendo alarde
De su perfidia y dolo,
A merced de los vandalos te dejan,
Como entre hierros el leon, forcejean
Con inutil afan. Vosotros solo,
Fuerte Daoiz, intrepido Velarde,
Que osando resistir al gran torrente
Dar supisteis en flor la dulce vida
Con firme pecho y con serena frente;
Si de mi libre musa
Jamas el eco adormecio a tiranos,
Ni vil lisonja emponzono su aliento,
Alla del alto asiento,
Al que la accion magnanima os eleva,
El himno oid que a vuestro nombre entona,
Mientras la fama aligera le lleva
Del mar de hielo a la abrasada zona.
Mas iay! que en tanto sus funestas alas
Por la opresa metropoli tendiendo,
La yerma asolacion sus plazas cubre,
Y al aspero silbar de ardientes balas,
Y al ronco son de los prenados bronces,
Nuevo fragor y estrepito sucede.
?Ois como, rompiendo
De moradores timidos las puertas,
Caen estallando de los fuertes gonces?
iCon que espantoso estruendo
Los duenos buscan, que medrosos huyen!
Cuanto encuentran destruyen,
Bramando, los atroces forajidos,
Que el robo infame y la matanza ciegan.
?No veis cual se despliegan,
Penetrando en los hondos aposentos,
De sangre y oro y lagrimas sedientos?
Rompen, talan, destrozan
Cuanto se ofrece a su sangrienta espada.
Aqui, matando al dueno, se alborozan,
Hieren alli su esposa acongojada;
La familia asolada
Yace expirando, y con feroz sonrisa
Sorben voraces el fatal tesoro.
Suelta, a otro lado, la madeja de oro,
Mustio el dulce carmin de su mejilla,
Y en su frente marchita la azucena,
Con voz turbada y anhelante lloro,
De su verdugo ante los pies se humilla
Timida virgen, de amargura llena;
Mas con furor de hiena,
Alzando el corvo alfanje damasquino,
Hiende su cuello el barbaro asesino.
iHorrible atrocidad!... Treguas ioh musa!
Que ya la voz rehusa
Embargada en suspiros mi garganta.
Y en ignominia tanta,
?Sera que rinda el espanol bizarro
La indomita cerviz a la cadena?
No, que ya en torno suena
De Palas fiera el sanguinoso carro,
Y el latigo estallante
Los caballos flamigeros hostiga.
Ya el duro peto y el arnes brillante
Visten los fuertes hijos de Pelayo.
Fuego arrojo su ruginoso acero:
'iVenganza y guerra!' resono en su tumba;
'iVenganza y guerra!' repitio Moncayo;
Y al grito heroico que en los aires zumba,
'iVenganza y guerra!' claman Turia y Duero.
Guadalquivir guerrero
Alza al belico son la regia frente,
Y del Patron valiente
Blandiendo altivo la nudosa lanza,
Corre gritando al mar: 'iGuerra y venganza!'
iOh sombras infelices
De los que aleve y barbara cuchilla
Robo a los dulces lares!
iSombras inultas que en fugaz gemido
Cruzais los anchos campos de Castilla!
La heroica Espana, en tanto que al bandido
Que a fuego y sangre, de insolencia ciego,
Brindo felicidad, a sangre y fuego
Le retribuye el don, sabra piadosa
Daros solemne y noble monumento.
Alli en padron cruento
De oprobio y mengua, que perpetuo dure,
La vil traicion del despota se lea,
Y altar eterno sea
Donde todo Espanol al monstruo jure
Rencor de muerte que en sus venas cunda,
Y a cien generaciones se difunda.

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